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martes, 4 de agosto de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capítulos 102 y 103


102   RUMBO AL SUR
Por Karlos Dearma.

-Marcharemos al sur MUWATALLIS, tal vez atravesemos Kizzuwadna en una semana, luego entraremos secretamente en Alepo, los dominios del mismísimo EA-TESHUB.

-¿Estás seguro que SESOSTRIS está detrás de esa revuelta?

-¡Claro! Solo un tonto como él se metería en un asunto de estos, fíjate: Organizar una revolución popular él solo, armando a un grupo de campesinos que encima no saben pelear, arriesgando el cuello de esa manera. Todo lleva la marca del egipcio loco ese. Los Dioses me fulminen con un rayo ya mismo  si no estoy en lo cierto.

-Parece una idea noble la suya, y tú le desacreditas, HATTUSILLI: ¿Porque iríamos entonces a buscarle, piensas ayudarle?

-¡Por supuesto que sí! Solo me imagino que no obtendremos nada de esto, incluso puede que nos cuelguen, con suerte solo y tal vez solo deshacernos de la escoria de EA-TESHUB y de toda su jauría. Pero: ¿Porque hablas en plural?

-Iré contigo y no acepto un “no “como respuesta. Eso sería suficiente para mí: Golpear a los malos, ayudar a los buenos.

-Me lo imaginaba: Ustedes dos se llevarían a la perfección.

103    CAMINO A FENICIA
Por Karlos Dearma.

Dejamos Egipto detrás de nosotros. Solo un mediodía después se pierde de vista la frondosa línea del delta y algo parecido a la nostalgia me acompaña, tal vez pase un tiempo antes de poder regresar; la nave se nueve lentamente rompiendo las olas del Gran Mar Superior y los cananeos cantan de la manera acostumbrada: “Alguien me ha dicho que eres una mujer solitaria, Alguien me ha dicho que suspiras por los marinos que surcan el ancho mar, ¿Habrá un espacio en tu corazón solitario como para mí?”

Me mantengo alerta observando el horizonte. IB parece ser un comandante probado, da órdenes a diestra y siniestra, los marinos le responden sin chistar. 

Enfilamos en dirección al noreste sin alejarnos demasiado de la costa, esta es una buena época del año para la navegación, sin demasiadas tormentas. De todas formas y aun con el mar tranquilo estamos algo mareados. KHUFU no parece disfrutar demasiado de la experiencia:

-No imaginaba que esto podía ser así. Prefiero los arenales del desierto a las olas del mar.

-Bien KHUFU, no quiero asustarte pero esto es casi nada: ¿No es así, IB?

-SETI está en lo cierto muchacho, deberás acostumbrarte al balanceo del barco, y no es el único peligro que nos acecha.

-¿A qué te refieres?

-¿Ves aquellos nubarrones de color púrpura y violáceo allí, hacia el Este, esas nubes inmensas de formas circulares y bordes negros amenazantes?

-Si les veo. ¿Qué sucede con ellas?

-No me gustan para nada. Tal vez sea mejor regresar.

-¡Deja de asustar al muchacho, IB!

-Ja ja. Está bien SETI. No es nada, el viento está a nuestro favor KHUFU, la tormenta se aleja de nosotros. No espero encontrar ningún contratiempo desde ahora, en unos días habremos llegado a Fenicia.

-¡Ningún contratiempo! ¿Y porque nos has contratado? Debe haber algo más: ¿Acaso me equivoco?

IB frunce el ceño, pensativo, se toma su tiempo para responder:

-No te equivocas: Piratas. Si, son los Ahhiyawa, algunos de esos granujas navegan estas aguas asaltando mercantes y robando la carga, cuando no, buscando refugio en las islas. Matan a los tripulantes o los venden como esclavos en el país de los Argivos. Tienen un rey poderoso. Los reyes de Tiro y Ugarit se han debido unir para enfrentarles: les han vencido en varias oportunidades, pero aun así vuelven una y otra vez.

-Una plaga difícil de erradicar.

-Así parece muchacho. Por eso les traje, a ustedes y a los otros guerreros. Espero no tener que enfrentarles: Llevamos mucha carga y nuestro barco es por ello más lento. No podríamos huir.

-Y es entonces cuando nos necesitarías.

IB asiente con la cabeza y vuelve con los marineros. Los tripulantes cananeos siguen con sus tareas, unos pocos pasan el tiempo pescando, veo a uno de ellos lanzar una risotada de satisfacción: Ha obtenido un lindo pez y, al parecer, ha ganado algún tipo de apuesta. 

Los otros le observan con cara de frustración, han perdido y le deberán pagar unas monedas. Buscaré un lugar fresco para dormir una siesta, esta noche me toca la guardia.  La brisa marina está a nuestro favor.

continuará ... 

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