110 REYERTA EN EL MAR DE FENICIA
Por Karlos Dearma.
Estamos
listos para pelear, no tenemos otra alternativa. Por espacio de una hora hemos
estado intentando tomar distancia de las naves de los ahhiyawa, sin ningún
resultado: Han conseguido casi ponerse a tiro de arco. Estamos más cerca de la
costa pero aún lejos de Tiro. Es de noche y consigo ver las figuras de los
tripulantes de los otros dos navíos moviéndose en sus cubiertas, es solo cuestión
de tiempo el que nos disparen sus dardos e intenten abordarnos. Otra vez
estamos a merced de los dioses y sus caprichos, solo deseo que otra vez estén
de nuestro lado.
Las naves
piratas acortan más la distancia, la claridad del nuevo día se intuye en el
horizonte de la costa, ahora puedo escuchar los gritos de los ahhiyawa, no
distingo que es lo que dicen. Parece un cántico.
-Escucha,
SETI, parece que cantan alguna canción guerrera.
-No lo sé,
KHUFU, tal vez estés en lo cierto.
-Cada vez
llega con más claridad. Me gusta más eso que las cantinelas de los marineros,
SETI, suena mejor. ¿Qué dirán?
Le pregunto
al fenicio: -¿Sabes que dicen, IB?
-Sí, claro y
simple: ¡Matar o morir, matar o morir!, ¡Matar o morir, matar o morir!
-Déjalo IB,
ya no me parece tan simpático. Voy a dispararles con mi arco.
KHUFU camina
resueltamente hacia la popa arco en mano. Lo veo tomar una de sus flechas del
carcaj y le da fuego, de manera muy meticulosa carga el arco y se inclina hacia
atrás tensando la cuerda, alzando levemente la vista al cielo y apuntando al navío
que se encuentra más cerca. En unos segundos de tensión, en que hasta el viento
y el tiempo parecen detenerse, se resuelve la jugada: Suelta la cuerda y la
flecha parte en dirección a los ahhiyawa. Todos en el barco observamos con
atención como la saeta se eleva en el aire, describiendo una especie de curva
ascendente, precipitándose luego hacia el navío pirata. Uno de los marineros
parados en la proa recibe el impacto, perdiendo el equilibrio y golpeándose contra
la baranda, cayendo luego de manera espectacular al mar. En el navío ahhiyawa
de pronto los cánticos cesan: Un coro de hurras se alza desde las gargantas de
los fenicios, vitoreando a KHUFU que, impasible, observa la escena.
Pero los
piratas no nos dan respiro: casi inmediatamente empiezan a dispararnos sus
dardos encendidos que iluminan el cielo como una lluvia de antorchas que ahora
caen sobre nosotros, los nuestros también caen. KHUFU junto con los otros
arqueros fenicios les responden, el día comienza a clarear más y eso facilita
la tarea de los flecheros. Los navíos ahhiyawa se acercan y el primero de ellos
viene para abordarnos; los guerreros enemigos nos gritan y esto promete ser
terrible. Un grito se alza desde la garganta de IB:
-¡Mirad, las
naves de Tiro! ¡Loados sean los dioses!
Miro hacia
el norte y allí les veo, cinco velas se acercan a toda velocidad; son naves de
guerra fenicias, los marineros cananeos lanzan nuevas hurras y las naves de los
ahhiyawa comienzan a dar la vuelta, alejándose. Estamos a salvo.
111 LA PRESA DEL REY DE HATTI
Por Karlos Dearma.
ARNUWANDA se
apea alegremente de su caballo. Corre a abrazarnos, agitado. También me alegra
verle aunque me sorprende su efusividad: Hace menos de una semana de la última
vez que le vimos.
-Amigo, no esperábamos
verte tan pronto. ¿Qué te trae por aquí?
-Mejor sería
decir: ¿Quienes me traen por aquí? He salvado la vida de milagro.
-¿Que
sucedió?
-Soldados
del rey de Hatti. Casi caigo prisionero pero logre escapar, venían con la
intención de matarme, y a ambos. Mate a algunos de ellos y deje minusválidos a
otros, me escabullí por los tejados y robe un caballo: Vendrán por ustedes en
cuanto se repongan.
-¡MURSHILLIS!
-Supongo que
sí. Tu hermano no piensa dejarte vivir en paz, deberás ocultarte MUWATALLIS.
Ahora soy un prófugo igual que ustedes. Espero me reciban como tal, vendrán
siguiéndonos.
-Sabes que
eres un amigo para nosotros, estamos juntos en esto desde ahora.-Mi abuelo
rompe el silencio, su rostro ceñudo refleja ira y preocupación.-Dime: ¿Sabes quién
les mandaba?
-LABARNA de
Nera, le reconocí.
-¡La rata
inmunda esa! Debí matarlo cuando pude, y a los otros.
-No creo que
nos falte la oportunidad, ahora comprendo que no podre dejar atrás esto, deberé
regresar algún día para terminar con este asunto. Pero me doy cuenta que
deberemos esperar. Primero, lo primero: Alepo. Ayudaremos a tu amigo, SESOSTRIS
y luego veremos.
-Eres sabio,
me alegra que mi nieto lo sea. Además no creo que se atrevan a cruzar
KIZZUWADNA. Es un reino que no se encuentra en buenos términos con Hatti.
-Dime,
MUWATALLIS ¿Porqué miras así a mi caballo?
-Simple,
dime tu ARNUWANDA ¿No habrás sido tu capaz de robarte algún otro caballo
sagrado?
continuará ...
Siempre un placer leerte....
ResponderEliminarReme.