112 NYLA
DE EGIPTO
Por Karlos Dearma.
Las murallas
de Hattusas son imponentes y la ciudad también. Luego de un largo viaje
finalmente la alcanzamos. Egipto ha quedado muy lejos, lo que me provoca una
crecida nostalgia.
La escolta del Rey de Hatti nos custodia desde hace dos
semanas, cuidando de mi integridad, con celo, y no entiendo muy bien el porqué.
El príncipe heredero me espera. He leído y releído todas las cartas que me ha
enviado durante este largo viaje, parece un joven inteligente.
Los embajadores
de Hatti, y los nuestros también, me han asegurado que es apuesto, espero que nadie
me haya mentido al respecto, muy pronto será mi esposo. El embajador egipcio,
SENUSRET, sale a recibirme de manera apresurada. Le noto inquieto, nervioso, lo
que lejos de alejar mi ansiedad la
aumenta:
-Princesa
NYLA, os doy la bienvenida. Tengo noticias urgentes que darte.
-Gracias,
SENUSRET y ¿Qué puede ser tan importante, que ni siquiera me dejas instalarme
primero?
-La
situación de la corte ha cambiado radicalmente: El Rey TELEPINU ha muerto hace
dos meses en la guerra con Arzawa.
-¡Oh, que inmensa pena! ¡Los dioses tengan piedad de él!
-No es la
única mala noticia: El príncipe MUWATALLIS ha sido despojado de su trono, no
sabemos con certeza si vive o está muerto, su hermano MURSHILLIS es el nuevo
rey.
-¡Dioses,
esto que me dices es más terrible! ¿Y ahora qué? ¿Por qué no sabía nada de
esto? ¿Por qué no se me informo?
-Envié
mensajeros pero evidentemente no recibisteis las misivas. La situación sigue
siendo confusa. El ejército real fue derrotado en Arzawa y no hay certezas con
respecto al futuro de la guerra. Solo hay algo cierto: Los nobles le han jurado
obediencia a MURSHILLIS y su hermano no aparece. Se dijo que había muerto en
batalla pero los rumores aseguran que sobrevivió.
-Estoy
segura que, si vive, su vida vale poco ahora y supongo que mi boda quedo en la
nada. ¿Qué hago aquí ahora?
-La reina
HANNA te recibirá princesa, tal cual estaba prefijado desde un principio. Serás
su huésped hasta que el Rey regrese.
-¿Hasta que
regrese de Arzawa? Eso no pasara. Volveré a Egipto tan pronto pueda, SENUSRET.
Mi misión aquí ya no tiene sentido.
-Princesa,
creo que tu misión aquí no ha terminado aún.
-¿Qué
quieres decir?
113 TIRO
Por Karlos Dearma.
Tiro:
Estamos a salvo. Uno de los capitanes fenicios nos escolto hasta el puerto; el
resto de las naves fue tras los ahhiyawa, disfrute verlos huir. Nada en Egipto
se compara con esta ciudad: Incluso Avaris es un pueblo de provincias comparada
con Tiro, aquí los dioses no se entrometen con las mercancías.
La ciudad
fenicia respira comercio en todas partes: Esclavos mueven mercancías desde y
hacia el puerto, o mejor sería decir los dos puertos (su imponente marina de
guerra está presente aquí); los Artesanos y sus aprendices trabajan, pujan y discuten con comerciantes del interior.
Opulencia es la palabra exacta para definirla, la riqueza de sus habitantes
salta a la vista, después de todo una gran parte del comercio de esta región
del mundo pasa por aquí y sus reyes han sido sabios al administrarlo.
Salimos de
la zona comercial. IB nos conduce hasta su hogar, una casa lujosa con dos
plantas en el barrio de los ricos. Una nube de sirvientes sale a recibirle y
adorarle como a un dios.
Les ordena hospedarnos a KHUFU y a mí: La “hazaña” del
muchacho contra los ahhiyawa nos ha franqueado las puertas de su vivienda. “Les
veré por la noche, están invitados a mi mesa”. Asentimos.
Nos
acomodamos en una habitación confortable y lujosa del piso superior, digno de
príncipes. Me siento como si fuera uno.
Desde allí podemos ver una gran parte de la ciudad y el mar. KHUFU está más que
sorprendido:
-Sabes,
SETI, no imagino que habría sido de nosotros si mi puntería no hubiera sido tan
buena.
-¿Y si esas
naves de guerra no nos rescataban, KHUFU? Tal vez seriamos alimento para los
peces.
-Bueno. Los
dioses han estado de nuevo a nuestro lado.
-Ya lo creo.
Será mejor descansar.
-No he visto
templos por aquí.
-¡ja!
Tampoco yo. Ni sueñes con que te dejaran
entrar. Te lo dije.
-Creo que
los fenicios solo tienen devoción por las riquezas, ¿No te parece SETI?
-Supongo que
el único ídolo que veras por aquí es el Oro, no conozco otro sitio tan
opulento. Solo tal vez el palacio de faraón.
-Tienen Oro
y les gusta gastarlo. Comienzo a descreer del dicho: “Avaro, como un fenicio”.
-Yo también.
continuará ...
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