Seguidores del BLoG

jueves, 2 de junio de 2016

SETI, EL EGIPCIO // CAPITULO 140


140  UN MAL TRAGO PARA DUMUZI, UN TRISTE FINAL PARA UN AMIGO (ANKH)
Por Karlos Dearma.

-Lo mataré. Arreglaré esto antes de que empeore.

-No puedo permitirte hacer eso, DUMUZI. Tengo órdenes de mi príncipe. Debo escoltarlo y protegerle. Tú no interferirás: Es una orden. ¿Acaso no lo comprendes? -La voz de KHAMOSE es más que grave, espera una única respuesta y DUMUZI no está dispuesto a dársela. Finalmente habla.- ¿Crees tú, KHAMOSE, que los míos aprobaran el acuerdo con SALMANASAR?

-Déjame responder al egipcio, DUMUZI. La respuesta es no.-La que interviene es THERA, la guerrera escita.-A los ojos del asirio somos unos traidores. No lo dejaremos salir de aquí con vida. Déjalo en nuestras manos. Puedes decirle a tu príncipe que cumpliste con tu deber: No tiene por qué saber la verdad.

-No puedo hacer eso y lo sabes. Son órdenes de mi príncipe. No harán algo así mientras este bajo mi responsabilidad.-KHAMOSE es contundente. Pero no creo que pueda lograr algo.

-Ese lobo sanguinario mato a mucha de nuestra gente, y también aquí en Saq. BEBTI ha cometido un error.

-No solamente cometió un error, ANKH. Nos ha traicionado por un poco de Oro. Porque de eso se trata. ¿No es así?-Los pareceres de mi jefe, AMUN, logran silenciar a KHAMOSE, que no esperaba esa sentencia; y al resto de los conferenciantes, pero no mucho. La escolta del asirio aparece ante nuestros ojos.

En solo un instante estará aquí. AMUN sale fuera de la tienda en silencio. Un mensajero egipcio llega por delante para dar la novedad a KHAMOSE. Los mercenarios permanecen en silencio y mirándose entre sí. Luego todos salimos de la tienda a esperar.

De a poco las figuras en sus caballos se van agrandando, como en un espejismo, hasta adquirir un tamaño real. Somos testigos de llegada del rey de Asiria en persona. Sin bajar de su caballo se detiene a unos pasos de nosotros. Su aspecto sucio no le quita nada de su semblante maligno y desafiante: Ha vencido. Y no me refiero a la guerra. Era un asesino condenado a muerte, un sentenciado que recobro su libertad. Venció, a su manera pero venció.

-¡Vaya, vaya! Pero que pequeño es el mundo. Mirad quienes están por aquí.-Nos regala una sonrisa. ¿Por qué no habría de hacerlo? Puede estar más que satisfecho. Nos ha ganado.-No esperaba volver a verlos tan pronto. La vida tiene giros que a veces son insospechados. Mi capturador, AMUN, y mi capitán, DUMUZI de Mari. ¿Acaso has venido a escoltarme?, veo que tus amigos te han encontrado.  Pero ¿Qué significa esa mirada? ¿No estas contento de verme? Algo muy malo sucede aquí: ¿Sera que tú también me has traicionado, igual que los otros?

-No tuve la oportunidad, SALAMANASAR, no llegue a traicionarte y estoy arrepentido de ello, lo sabes: ZIGGUR debe de habértelo dicho. Casi logra acabar conmigo. Arreglaré las deudas con el elamita en algún momento. Pero lo primero: ¡Tú eres el que debería estar preocupado!

-¿Y por qué habría de estar preocupado, DUMUZI?

-¡Me las vas a pagar, te lo aseguro asirio!

-¡Oh, por favor! ¡No seas rencoroso! Cuando me entere de lo que había sucedido entre ustedes era muy poco lo que podía hacer. Créeme. Te quería como a un hijo. Lamento que estos malos entendidos nos separen. Además, fui ofendido por los tuyos. Debería estar enojado y, sin embargo, no lo estoy. Deberías saber perdonar. Como yo. Ahora estamos en paz. Mi hermano la ha comprado a un buen precio. Y tu príncipe está de acuerdo con ello.

El asirio lanzo una risotada. Nadie, ni entre los suyos, ni entre los nuestros, le acompaño en la gracia. Los hombres de aspecto duro que le acompañan se mantienen erguidos y atentos. Veo sus manos apoyadas de manera firme sobre sus espadas. Las guerreras escitas los observan con cara de pocos amigos. MONGO aparece por allí para ser testigo de la escena, esgrime un largo y despreocupado bostezo y se sienta en el piso. 

Lo que sucedió después no me lo esperaba.

Una ráfaga corto el aire. Aquello fue como un rayo seguido de su estruendo pero las consecuencias peores. La flecha cruzo la distancia que nos separaba de SALMANASAR de manera lenta, fatigosa, como cansada; brillando a la luz del Sol, como un refucilo. Alcance a ver a mi jefe soltando el arco y sacando la espada. Luego el dardo agresor entro en el pecho del asirio, que la observo sin comprender.  Con rostro estúpido.
Se inclinó sobre su montura, sin llegar a caer, escupiendo un borbotón de sangre.

DUMUZI y las escitas sacaron sus espadas. Los guerreros asirios hicieron lo propio, tomando el caballo de su jefe para alejarlo de allí. 

También saque mi espada y pronto todos estábamos envueltos en un combate singular, y a muerte.

La confusión nos envolvió. El encuentro duró poco. Vi caer hombres por ambos lados, heridos y muertos. También les di muerte a algunos de ellos. KHAMOSE intento detener la lucha, algunos egipcios le obedecieron. Los asirios abandonaron el fuerte, llevándose a su rey. 

Unos meses pasaron hasta enterarme que SALMANASAR murió dos días después. Pero eso no me importo. El cadáver de mi amigo, AMUN de Tanis, estaba entre nuestros caídos. Corrí para auxiliarle pero fue inútil. Mi corazón se sobrecogió y la pena oscureció mi existencia. Ese joven, al que le reproche tantas cosas, era un ser humano superior, alguien a quien quería como si fuera yo mismo. Había perdido a un hermano.

continuará ...